El entorno corporativo competitivo hace referencia a todas aquellas organizaciones que buscan satisfacer la misma necesidad en un mismo mercado, categoría o sector de actividad. Uno de los errores más frecuentes en que caen muchas organizaciones (que luego pierden o ven disminuida su ventaja competitiva a nivel de imagen corporativa) es que no tienen en cuenta las tres “reglas de oro” con respecto a la competencia:
1. Conocer a los competidores: saber de ellos tanto como sea posible, conocerlos como a la propia empresa.
2. Pensar como los competidores: tratar de ponerse en el lugar de los competidores e intentar prever los pasos de su comportamiento competitivo.
3. Respetar a los competidores: evitar simplificaciones o menosprecio hacia las organizaciones que compiten con la propia entidad. Son síntomas de ello las expresiones tales como “no saben lo que hacen”, “no nos pueden atacar”, “sus productos no valen nada”, etc.